miércoles, 1 de abril de 2009

.Anemia Ferropénica.


La anemia ferropénica se caracteriza por un descenso de los depósitos de hierro orgánicos, provocando paralelamente una reducción del número de hematíes o glóbulos rojos. El organismo contiene unos 4 gramos de hierro de los cuales la mayor parte (unos 2,5 gramos) se hallan unidos a una proteína (transferrina) formando la hemoglobina. Esta es la molécula que transporta el oxígeno desde los pulmones a todas las células. Por tanto, el hierro es imprescindible para la formación de la hemoglobina. En el hígado, el bazo y la médula ósea se almacena en forma de ferritina que constituye la reserva de hierro en el organismo.

Diariamente, una persona adulta pierde alrededor de 1 miligramo de hierro a través de la piel, mucosas, heces y orina. La mujer fértil tiene mayores pérdidas a través de la menstruación. Durante el embarazo existe un cierto grado de anemia causado por un aumento de la demanda de hierro por parte del feto acompañado de un incremento del volumen de sangre circulante. En los adultos la causa más frecuente suele ser la pérdida crónica de sangre o la disminución en la absorción de este mineral por enfermedades que afecten al duodeno -parte del intestino próxima al estómago donde se produce la absorción del hierro- (úlceras, hemorroides, enfermedad inflamatoria intestinal…). Los niños presentan a menudo este tipo de anemia durante los periodos de desarrollo y crecimiento rápidos por un aumento de las necesidades de este mineral.

La anemia ferropénica que se debe a una ingesta inadecuada de hierro se denomina nutricional, siendo la más frecuente en nuestro medio y la que vamos a desarrollar. Una alimentación insuficiente o monótona puede favorecer un consumo habitual bajo en hierro.

Los síntomas son similares a otras anemias (disminucion de ácido fólico, disminución de vitamina A y disminución de B12) cansancio, palidez, debilidad. El comienzo suele ser insidioso. La piel, mucosas y uñas están pálidas por la disminución de la hemoglobina. Si la anemia es de larga evolución puede encontrarse atrofia de las papilas gustativas de la lengua.

LA RESPUESTA DIETÉTICA

El tratamiento principal de la anemia ferropénica es la administración oral de hierro. La cantidad absorbida no se halla linealmente relacionada con la cantidad ingerida. Además, la aparición de efectos secundarios (nauseas, estreñimiento o diarreas) con los preparados de hierro limita la cantidad administrable. El tratamiento debe mantenerse durante varios meses con el fin de reponer las reservas corporales.

El tratamiento dietético es complementario al tratamiento médico y está orientado a incluir en la alimentación diaria alimentos ricos en hierro de fácil absorción y otros alimentos que por su composición nutricional favorezcan la absorción, tanto del hierro aportado a través de los alimentos, como del hierro administrado farmacológicamente.

A través de la alimentación, la absorción depende de la forma química en la que se encuentre este mineral en los alimentos. Así, el hierro contenido en los alimentos de origen animal (riñón, hígado, carnes rojas y blancas) es hierro hemo y se absorbe mejor que el hierro no hemo aportado por los vegetales (cereales integrales o enriquecidos, legumbres, verduras y hortalizas). Hay nutrientes que favorecen la absorción de hierro alimentario como la vitamina C y las proteínas, entre otros. De la misma manera, existen sustancias presentes en mayor cantidad en ciertos alimentos que interfieren con la absorción de hierro (ácido oxálico, taninos, fitatos), y que deberán tenerse en cuenta a la hora de planificar la dieta.

RECOMENDACIONES DIETÉTICAS

Llevar a cabo una dieta equilibrada para asegurar que no se produzca ningún déficit, especialmente durante los primeros años de vida (la leche materna es un alimento pobre en hierro), períodos de crecimiento acelerado (adolescencia) y situaciones fisiológicas que por las características que implican necesitan un especial cuidado en el aporte de hierro alimentario (menstruación, embarazo, lactancia).

Conviene incluir hígado cada una o dos veces por semana.

Cuando se tomen legumbres interesa incluir como ingrediente del plato alimentos ricos en vitamina C (pimiento, tomate) o proteínas (carne, pescado, huevo), así como una ensalada y de postre una fruta rica en vitamina C, con el fin de que el organismo pueda absorber la máxima cantidad del hierro vegetal.

La germinación es un proceso que provoca profundas transformaciones del alimento; aumenta el contenido de hierro asimilable. Por tanto, a la hora de preparar ensaladas, tratar de incluir germinados.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

¿Es cierto que quienes son vegetarianos tienen más riesgo de sufrir esta anemia?

Una dieta vegetariana, si no está bien planteada, favorece la aparición de deficiencias de hierro, nutriente aportado en mayor proporción por alimentos de origen animal en la dieta tradicional, especialmente durante el embarazo y etapas de crecimiento y desarrollo, puesto que las necesidades de hierro están aumentadas. Si se trata de una alimentación ovolactovegetariana que incluya leche y huevo es más difícil que se produzca este déficit. Conviene realizar combinaciones favorables de alimentos para aprovechar al máximo su contenido en hierro.

DEBATE, HABLAN LOS CIENTÍFICOS

En un estudio publicado en 1999, se concluye que la absorción puede aumentar o disminuir en presencia de ciertos alimentos. Así, "la ingesta de té en el desayuno reduce en un 60% la absorción del hierro vegetal (pan y cereales), mientras que beber zumo de naranja triplica su absorción". Sin embargo, "el estatus férrico del individuo es el factor fundamental para la captación de hierro de los vegetales, de forma que cuanto mayor sea la carencia, mayor será el índice de absorción".

Ha descartado el posible exceso de hierro por la ingesta, debido a que existe un mecanismo regulador que detiene la absorción intestinal cuando se han alcanzado los niveles adecuados. "Sólamente existen niveles muy elevados en ciertas enfermedades, como la hemocromatosis".